Temor. Ese cáncer que se come al corazón. Oscurece el día más brillante, lleno de sol, y destruye la esperanza más linda para el futuro. El temor paraliza y sofoca el alma. Te mantiene despierto en la noche y te roba el sueño de tus ojos. Te quita el apetito para que no quieras comer el alimento que fortalece tu cuerpo.
Muchas personas temen múltiples cosas. Tienen temores reales y otros temores, los han imaginado. Puede que hoy te encuentres preso del miedo. ¿Temes al mañana? ¿Temes el dictamen del médico por ese dolor severo en tu cuerpo? Y ¿Qué del mañana? ¿Temes que no tengas un trabajo o comida para tu familia? Es posible que estos temores no tengan ni siquiera una expectativa razonable de que se hagan realidad. Si embargo, son reales en tu corazón.
Otros temen a la familia. Temen a la opinión de la comunidad o temen que sean rechazados si la gente se da cuenta de lo que realmente está pasando en sus vidas secretas. Tal vez, estas cosas son razones reales para que tengas miedo. Pero, la Santa Biblia nos dice algo de mayor importancia que el miedo del hombre o su opinión. Lucas 12:4 y 5, dice “Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed”.
Y tal vez, tú temas a esta muerte. ¿Qué pasará conmigo cuando muera? ¿A dónde iré? ¿Cómo será mi próxima vida aquí en la tierra? Hay muchas preguntas y necesitan respuesta. Debes saber que, Hebreos 9:27 dice, “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”.
¡Querido amigo! No se puede negar – el Único Dios Vivo y Verdadero que te dio vida y aliento hoy, declara que después de esta vida, no hay más oportunidad para prepararse para la Eternidad. ¡Sí! Vivirás para siempre. Vivirás en el Infierno, en llamas y tormento, con el Diablo y sus ángeles malvados, o vivirás en el Cielo, con un Dios amoroso y cariñoso, y los benditos que lo han seguido en el camino de la verdad, la santidad, y el amor.
Apocalipsis 1:18 dice, “Yo soy el que vivo, y estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”. Lo maravilloso aquí, es que Él tiene el poder sobre la muerte. Jesús murió en la dura cruz de madera por ti. Él puede libertarte de la muerte eterna del alma.
Tu alma y cuerpo sufrirán dolor y agonía, por siempre, a causa del pecado y por rechazar el don de Dios de la salvación. El Apóstol Pablo habló de Jesucristo y dijo que Él “…vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna”.
Jesucristo fue misericordioso para salvar un hombre malo como Pablo. El Apóstol, más tarde, dijo que Dios hizo esto para mostrar un modelo de lo que Él haría por todos los que creyeran en Jesús. ¡Eso te incluye! Confiesa tu condición pecadora a Él, hoy, y pídele que te perdone. Él lo hará y no tendrás que temer a la muerte ni al infierno más.