Isaías 53:2-3 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
La Santa Biblia nos cuenta mucho de la primera vez que Jesús vino a la tierra. Él nació de una virgen, vivió una vida sin pecado, y murió de una forma cruel en la cruz. Solo tres días después, Él se levantó de los muertos y fue vencedor sobre la tumba.
Sí, las Santas Escrituras nos cuentan mucho de las cosas que Jesús dijo e hizo. Él sanó a los enfermos y abrió los ojos ciegos. Él alimentó multitudes con solo cinco panes y dos peces pequeños. Él le enseñó a la gente con autoridad y poder.
Sus propios seguidores no lo entendieron, pero ellos conocieron que el poder y la unción que Él tenía, venían de Dios. Incluso, a los 12 años de edad, Su sabiduría y entendimiento de las Escrituras sorprendieron a los hombres más sabios de la tierra. Él calmó las tempestades en el mar y predicó las palabras más hermosas que cualquier persona haya, alguna vez, escuchado.
Él fue golpeado, molido, despojado de su ropa, y azotado con un látigo. Le pusieron una corona de espinas en su cabeza y, cuando fue acusado falsamente, Él nunca abrió Su boca para discutir o defenderse. Finalmente, Él permitió que los hombres lo clavaran en una cruz, para morir y pagar el precio de tus pecados y de los míos.
¿Por qué Jesús sufrió todas estas cosas? Lo hizo por una razón: Él te ama y quiere traerte a una comunión con Dios. El pecado separó al hombre de Dios. Pero, eso no hizo que Dios nos destruyera instantáneamente. No, Juan 3:16 dice, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Y continúa en el verso 17, “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”
Jesús dijo, “…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Juan 10:10.No pienses que los soldados tomaron la vida de Jesús a la fuerza. Él dijo en Juan 10:17 “… yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar.”
Nunca has conocido a alguien que te haya amado así. Efesios 5:25 dice, “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”. Ciertamente, tú sabes que alguien te ama, cuando está dispuesto a perder su propia vida por ti. Jesús dio Su propia vida para que tengas el perdón de tus pecados y permitirte vivir con Él para siempre.
Querido amigo, el amor de Jesús es el más grande amor que este mundo haya conocido alguna vez. Si nadie más en este mundo necesitara salvación, sino tú, Jesús aún hubiera dado Su vida solo por ti. Juan 15:13 y 14, “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.” ¡Ven a Jesús y experimenta el más grande amor!